domingo, 16 de marzo de 2008

Era más allá, más profunda de lo que podías ver.

Yo estaba vacía,
yo no era nada completo,
sólo una mitad...
que sabía amarga,
que sabía a soledad.

?

Una hogera que apagó la lluvia un día cualquiera, pero fue de invierno...
Pregúntalo, que yo no miento...
Extendí mis brazos hacia el cielo, y me cuestioné, pero créeme jamás me arrepentí.
y olvidando los motivos, como solo sé hacerlo...
Caminé con entereza, pero aun sintiendo ese frio interior.
Una llama insatisfecha, unas lágrimas que conocían su camino inquebrantable.
Una sombra que no se iba...y que todavía parece estar incompleta.
Descalza o no, un frio desgarrador subía implacable, y todavía lo recuerdo.
Cuantas veces habré mirado sin mirar por la ventana, cristal empañado, hojas secas.
Es ahí cuando le dejas, y le sientes...y te pesa y el sentido no vuelve...
Terminado ya el invierno, no preguntes...que no hay respuesta.
Ahora quien hace presencia. A ella le llaman indiferencia. Fueron meses, o tal vez años, como también pudieron ser segundos...Pero de esa manera te mentiría, ninguna tortura se hace complaciente.
Si fuiste una extensión de mis manos, de mi boca. De una manera especial y extraordinaria.
Piensa que fui mínima. Que miré aquella ventana sin mirar, que no recuerdo más que el frio hostigador de un invierno, que parecía sin final. Y en éstos momentos presa de la duda y ansiedad... Ahora te lo pregunto a ti, ¿Quién no?
Te confieso que detesto formar parte de esa mayoría. Pero mi naturaleza es innegable.
Y entre los peros y un te quiero, tratando de ser convencida, encuentro las razones...que me obligaban a desocupar aquella maleta de viaje, que llevé en invierno.
Impulsivos y repentinos, vuelven a crecer mis sueños. Aquellas raíces subdesarroladas, que prometen, y necesitan del tiempo.
Así vuelve el deseo... un torrente abrasivo que se esconde en mis células...
Y en esos momentos no te pierdo, porque lo veo, porque lo siento, en tus ojos.
Tal vez extienda nuevamente mis brazos hacia el cielo, y no encuentre nada. Empaque las maletas en una época fria. La sombra dubitativa en mis pasos
Pero que le puedo hacer...
que sin amor no viven los hombres, y menos una mujer.